¿POR QUÉ NOS QUEDAMOS SORDOS?


La sordera la podríamos definir como la incapacidad de usar correctamente el sentido del oído debido a una pérdida de su capacidad funcional que puede ser parcial, lo que se conoce como hipoacusia (cuando el nivel de audición está por debajo de la normalidad 20 decibelios) o total que entonces se llama cofosis. Además la sordera puede ocurrir en uno o en los dos oídos.

En el mundo, una de cada 1000 personas nacen sordas. Además, muchas personas con el paso de los años van perdiendo capacidad auditiva. Incluso la pérdida auditiva de los jóvenes en los últimos años ha aumentado casi hasta un 30%, probablemente causado en gran medida por el uso de auriculares y cascos con el que escuchan música con volúmenes a veces exageradamente elevados.

Ustedes con estas primeras líneas ya podrán sospechar cuáles son los dos factores que inducen más frecuentemente la sordera: las causas genéticas y las causas ambientales.

 En el momento actual, el estudio genético de la sordera se está comenzando a implantar en muchos países. Detectar precozmente los defectos de audición, y de esta forma evitar la discapacidad auditiva y los retrasos significativos en el desarrollo del lenguaje y la capacidad de comunicación, es una de las aplicaciones más importantes que ofrece la detección genética de la hipoacusia en los niños.

Dentro de las hipoacusias genéticas estas se clasifican en función del momento en que se produce la pérdida de audición: prelocutivas (es decir, antes de que el niño comience a hablar) o postlocutivas (se desarrolla en el tiempo después del habla). Además, las sorderas de origen genético pueden ocurrir aisladamente sin acompañamiento de otra patología (llamadas entonces no sindrómicas) o en relación a otras patologías (conocidas entonces como sindrómicas). Por ejemplo, hay una patología cardiaca, también de origen genético, asociada a la muerte súbita, tan desgraciadamente presente en los últimos años en el mundo deportivo, que se acompaña de sordera (esta enfermedad se llama de Jerwel y Lange-Nielsen).

El conocimiento genético de la hipoacusia está revolucionando el mundo de la medicina preventiva en los niños. Este conocimiento puede facilitar tomar importantes decisiones en el tratamiento, además de ayudar en muchos casos a establecer el origen y el daño que se produce en el sistema auditivo.

Los traumas acústicos suelen ser otra causa de sordera. El volumen elevado y continuado de un sonido, desde la música de una discoteca o la explosión cercana de un petardo, pueden provocar estos traumas. Por ejemplo, a veces puede ocurrir que una persona que estuvo en una discoteca sometida a un ruido elevado cuando sale de ella sigue escuchando un ruido en el oído durante horas. Esto podría ser un síntoma de que se ha producido una lesión en el oído.

Las infecciones en el oído pueden también provocar daños en él que conlleven una perdida de audición crónica si la infección no estuvo tratada de forma adecuada. Finalmente, con el paso de los años también podemos perder capacidad de audición. Esto se llama prebiacusia. La prebiacusia generalmente provoca que perdamos capacidad para oír sonidos de frecuencias altas (empezando por la frecuencias del habla, que oscilan entre los 500 y los 4000 Hercios , debido a un deterioro del sistema auditivo, fundamentalmente en el oído medio y en el nervio auditivo, debido al paso de los años. La edad de aparición de esta prebiacusia es a partir de los 40 años.
Dicen algunas estadísticas que en España hay aproximadamente 1.200.000 personas con algún problema de audición.
En la historia, también muchos personajes conocidos tuvieron problemas de audición. Desde Ludwig van Beethoven, compositor y director de orquesta, hasta el inventor del teléfono Alejandro Graham Bell o el pintor Francisco de Goya sufrieron sordera. El conocido actor Lou Ferrigno, conocido por su papel de el increíble Hulk en una serie de televisión, también es sordo. Su sordera parece que comenzó debido a una serie de infecciones que tuvo en el oído cuando era solamente un bebé.

Es fundamental estar atentos a los niños si estos dan señales de oír deficientemente. A veces, los niños no nos hacen caso o parecen estar permanentemente distraídos, lo que podría ser simplemente una señal de que no oyen adecuadamente. No olvidemos que la hipoacusia es un problema importante para la comunicación, relación social y desarrollo de nuestros hijos, por ello su detección precoz es tan importante.

http://www.teinteresa.es   Dr. Antonio López Farré

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